domingo, 29 de agosto de 2010

FERNANDO LUGO, LA COBARDÍA TRAVESTIDA

Dijo Arturo Jauretche en su fecundo libro “Manual de Zonceras argentinas” que la denominada “libertad de prensa” es apenas una manifestación de la libertad de empresa, a la que la primera se subordina.
Precisamente Jauretche, uno de los primeros en desafiar en Argentina a la deformación y ocultamiento de las verdades por la formulación “axiomática” y repetición sumisa, fue homenajeado por el gobierno de la actual presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, quien esta semana desató una polémica en su país acabando con el monopolio de la empresa Papel Prensa sobre la industria de la celulosa en Argentina.

La presidenta también denunció la relación directa entre el gobierno que encabezó el dictador Videla a partir de marzo de 1976, y quienes se apropiaron de la empresa monopólica en aquellos años. El tema fue una de las primeras denuncias que recibió el fiscal Ricardo Molinas, a quien fueron denunciadas presiones del gobierno militar para vender Papel Prensa.

En la capital paraguaya el conocido diario ABC color –vinculado empresarialmente a la secta Moon y a la familia Massera- calificó como “papelón” a las denuncias de la presidente argentina, aunque el mismo día en Página 12 se refutaban los argumentos que esgrimía el diario de Aldo Zucolillo.

Zucolillo argumentaba desde las páginas de su diario que Isidoro Graiver había desmentido las presiones, pero lo cierto es que ya estaba fuera del negocio. El canciller Héctor Timerman recordó que cuando se produjo la operación, en noviembre de 1976, “David (Graiver, titular de la firma) había muerto, (su hermano) Isidoro ya no era socio y la única dueña era Lidia (Papaleo), su mujer”. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, apuntó que la madre de los Graiver había reconocido “el disgusto y enojo de Isidoro Graiver cuando fue desplazado (de los negocios familiares) por su hermano”.
En la misma semana, el verdadero papelón lo protagonizaba el gobierno prohijado por el diario de Zucolillo, el del obispo Fernando Lugo, que debió doblegarse y adoptar actitud de plegaria mahometana ante la embajada norteamericana.

COBARDÍA TRAVESTIDA
El cura Fernando Lugo no sólo se travistió usando faldas en sus tiempos de sacerdote, también lo hizo cuando se presentó como un político que encarnaría la dignidad nacional y enfrentaría con valentía a los enemigos del pueblo.
Esta semana el obispo suspendido volvió a claudicar ante EEUU y destituyó al ministro de Defensa cuestionado por la embajada norteamericana, Luis Bareiro Spaini, según la lectura política que los mismos sectores de izquierda dan a la actual coyuntura paraguaya.
De esta manera, se desintegra el grupo bolivariano que seguía acompañando a Lugo y el gobierno queda en manos de los mismos claudicantes de siempre.

El nuevo ministro señaló no seguirá la misma línea que el saliente ministro porque recibió la orden de renovar la institución a su cargo y porque “la naturaleza nos ha hecho distintos, no creo que haya uno igual al otro”, afirmó.
Señaló además que la cooperación militar de los Estados Unidos seguirá firme en Paraguay, luego de que Fernando Lugo hubo aprendido la lección. El imperialismo norteamericano, con esta nueva victoria, se encuentra más fuerte que nunca y con el luguismo a sus pies.
Un día después de la destitución del ministro de Defensa, Luis Bareiro Spaini, el secretario adjunto de Defensa para Asuntos del Hemisferio Occidental de los Estados Unidos, Frank Mora, resaltó "el compromiso y la voluntad" del Departamento de Defensa de seguir colaborando con las Fuerzas Armadas de Paraguay.
Mora estuvo en Mburivicha Róga, con la embajadora Liliana Ayalde, y anunció que se reúniría también con el nuevo ministro de Defensa, Cecilio Pérez Bordón, probablemente para marcarle pautas.
La visita de Mora coincidió con la expulsión del ministro que había molestado a la embajadora de Estados Unidos con una nota en defensa del cura-presidente Fernando Lugo.
De esta manera, EEUU refuerza aún más que durante los gobiernos anteriores su posición en el Paraguay, y los últimos rastros de "bolivarianismo" desaparecen del gobierno arzobispal, ahora integrado exclusivamente por reaccionarios y lacayos del imperio.
Dignidad con faldas y cobardía travestida, un signo de los tiempos.

UNA CAÍDA ANUNCIADA
Según el Partido de los Trabajadores de Paraguay, la salida del último referente “bolivariano” del gobierno luguista fue una caída anunciada.
El Gral. (SR) Luis Bareiro Spaini, ex Ministro de Defensa y fiel funcionario de Lugo, se ubicó en el ojo de la tormenta a remitir hace unos meses una “grosera” nota a la Virreina Ayalde –como titulaba el hecho la prensa masiva - en la que denunció su injerencia en asuntos internos del país.
A partir de este hecho, sin dudas, Spaini se hizo acreedor de la animadversión de los sectores más abyectos de la derecha tradicional y, al mismo tiempo, fue considerado un patriota y paladín antiimperialista por la izquierda luguista cuya posición estaría “…inspirada en el acrisolado patriotismo de nuestro héroe máximo, el Mariscal Francisco Solano López, quien combatió al frente nuestro pueblo en armas hasta ofrendar su vida en defensa del Paraguay independiente forjado por los paraguayos bajo la conducción del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia y del Dr. Carlos Antonio López”, tal como proclamara el PCP.
En este marco se inicia el proceso de juicio político en diputados y la consecuente destitución de Bareiro a manos de Lugo. Dos hechos que levantaron fuertes olas en un escenario político que venía relativamente estable.
Para el PT, aquella posición de Bareiro Spaini fue correcta, en el marco de la defensa de la política de no injerencia en asuntos internos. Actitudes como esta son excepcionales en nuestro medio político y militar, plagado de serviles cortesanos del amo del norte.
Sin embargo, habíamos señalado, y nos parece correcto volver a remarcar, los límites y la insuficiencia de la postura de Bareiro Spaini. Sobre todo para aquellos que quieren presentar su figura como una especie de líder de la lucha antiimperialista.
No se debe olvidar que Bareiro Spaini, como ministro de Defensa, controló nada menos que las FFAA, cuya principal función como parte del aparato estatal burgués es reprimir al pueblo y que mantienen estrechas relaciones y asesoramiento de militares norteamericanos. Esto el ministro lo sabía y admitía. Tropas de élite, entrenadas por el imperialismo yanqui y “entregadas” por la misma embajadora Ayalde al presidente Fernando Lugo en enero de este año, fueron las que sitiaron norte del país.
Bareiro Spaini supo y sabe también qué tipo de acuerdos fueron firmados con el gobierno terrorista del asesino Álvaro Uribe.
El ex ministro es un general formado en los EE.UU y fue adiestrado como adoctrinado en los más altos centros de instrucción militar del imperialismo durante la dictadura, entre ellos, la terrible “Escuela de las Américas”.
Si Bareiro Spaini hubiese sido un verdadero “patriota”, al menos en los estrechos límites de la corriente nacionalista burguesa, hubiese renunciado hace tiempo al gabinete de un gobierno que lo único que hizo fue doblar la cerviz ante las políticas económicas, políticas y militares del imperialismo.
Es más, hubiese denunciado los acuerdos económicos, políticos y militares que el presidente Lugo ha firmado o mantiene de la era colorada. Sin embargo, el general no hizo nada de esto y, por su extracción y naturaleza de militar de alto rango y los límites de sus posiciones políticas, no podía hacerlo. He ahí los profundos límites de Bareiro Spaini.
El inicio del proceso de juicio político a Bareiro Spaini no representó otra cosa que la continuación de la política de desgaste y apriete de la derecha al gobierno de Lugo. Los luguistas, a raíz de este hecho, una vez más agitaron el tema del intento de golpe contra Lugo.
Sin embargo, los hechos –pacto luguista con la “rosca mafiosa” y resultados de las internas del PLRA con el triunfo del oficialismo gubernista, los cordiales encuentros de Lugo con los gremios poderosos de la oligarquía y la burguesía- demuestran que la derecha no tiene en su orden del día echar a Lugo. Y, además, no necesita hacer un golpe político para seguir gobernando porque cualquier intento de Lugo de desviarse hacia el centro, con el más leve y suave cháke de la derecha, es vuelto al carril marcado por ella.
Esto del juicio político es la permanente política de la derecha que hasta ahora le dio resultado plenamente positivo.
Con la puesta a disposición de su cargo y la posterior destitución, tanto el “patriota” Spaini y Lugo, demuestran claramente la veracidad de lo antedicho. No se animan ir hasta el final, porque no quieren enfrentar a la derecha y sus voceros políticos y mediáticos. No enfrentan a la derecha, hasta el final, porque aunque con otro ropaje, gobiernan y administran el país a su servicio.

LAS CONCLUSIONES DE LA FALSA IZQUIERDA LUGUISTA

La izquierda luguista, apenas conocida la intención de enjuiciar políticamente al general en el Congreso, expresó su incondicional apoyo al ex ministro, al presidente Lugo y, al decir del PCP, a la “irrenunciable posición patriótica de los jefes y oficiales institucionalistas y democráticos de las Fuerzas Armadas”.
Toda la izquierda salió a “defender” el “proceso de cambios democráticos, patrióticos y progresistas” y a condenar a la derecha reaccionaria. El PCP lanzó un “¡VIVA LA POSICIÓN DEMOCRÁTICA Y PATRIÓTICA DEL MINISTRO BAREIRO SPAINI, HISTÓRICO Y NOBLE GENERAL DE LA REPÚBLICA! y un rotundo ¡NO A LA DESTITUCIÓN DEL MINISTRO DE DEFENSA NACIONAL!
Mientras el PCP terminaba de escribir su acrisolado pronunciamiento, el “compañero que preside el proceso de cambios”, Lugo, estaba firmando el decreto de destitución del “patriota”.
No fue la derecha tradicional sino por el propio Fernando Lugo, que no quiso enturbiar la relativa estabilidad que le otorga el vergonzoso pacto con la “rosca mafiosa” y otros sectores conservadores en el Congreso, quien decretó la destitución. Como afirmó López Perito cada colaborador del gobierno debe cuidar sus relaciones con los otros poderes.

Es decir, Lugo entregó al “patriótico” y “noble” general, heredero de los López, a los leones, acusa el PT.

Con estos hechos flagrantes, la izquierda se limita a decir que todo es “culpa de la derecha” y de una maniobra de los EE.UU. Es verdad que la derecha lo quería fuera al ex ministro. Pero esta no es toda la verdad ¿Por qué callan que Lugo, el de “el cambio que no se detiene”, tuvo el papel decisivo en su destitución?
También afirman que Lugo “cae en errores” por la debilidad (parlamentaria) de las izquierdas y del movimiento popular ¡Y resulta que ahora todas las medidas pro-derecha de Lugo son culpa del movimiento social! ¡Viles pretextos para seguir apoyando un gobierno desembozadamente pro-burgués y pro-imperialista!

El PCP, en uno de sus comunicados, había afirmado que “Sería un grave error, equivalente al suicidio político del Presidente Fernando Lugo la destitución del Ministro Bareiro Spaini. Nuestro pueblo no lo va a permitir, admitir ni tolerar”. ¿Lugo suicida? ¿El pueblo no va a tolerar? ¿Acaso se refiere el PCP a ese pueblo domesticado por su vanguardia luguista para apoyar políticamente, de forma ciega, al gobierno propiciador del “proceso de cambios”?

¿Y acaso no debería el PCP y las demás izquierdas denunciar con virulencia a Fernando Lugo por haber capitulado a la derecha, al imperialismo y por destituir a Bareiro Spaini? Eso sería mucho esperar, ya que todas esas organizaciones están presas de una política de obsecuencia y de postración a un presidente al que justifican todo, absolutamente cualquier medida.

“No está de más recordar que la plena y absoluta soberanía nacional sólo se podrá dar en el marco de la batalla continental por la Segunda y definitiva Independencia, y que dicha tarea no podrá ser llevada a cabo por ningún gobierno, general o representante de las clases propietarias. Sólo un gobierno de los trabajadores, los campesinos y el pueblo tendrá la valentía y el coraje necesarios para hacer respetar la soberanía nacional y expulsar al imperialismo de nuestro país” concluye en su comunicado el PT.

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